PARA EL SUBNORMAL DE LAS LUCES

Querido subnormal de las luces, antes de nada, aclarar que no me refiero a usted como "subnormal" en el sentido peyorativo. Simplemente creo que es una palabra que le define. Pienso que tiene usted un déficit intelectual que seguramente le impida entender lo que está leyendo y quiero que sepa que me da bastante pena que se haya desperdiciado de esa manera una cavidad craneal.

Sólo quería hacerle saber, subnormalito de mi alma, que cuando circulo por el carril izquierdo es porque estoy adelantando o porque no puedo cambiar de carril con seguridad. Le dejo aquí la definición de la R.A.E. (Real Academia de la Lengua, por si tampoco sabe lo que es) del término seguridad porque, evidentemente desconoce su significado.
También quería que supiera, querido subnormal, que cuando voy adelantando por el carril izquierdo y no circulo más deprisa es bien porque tengo un coche delante que me impide ir más deprisa, bien porque ya voy por encima del límite de velocidad y no me apetece correr más o bien porque me da la real gana.

No sé si se habrá percatado, mi pequeño subnormalito, que el hecho de que me dé las luces largas cuando estoy adelantando no me intimida y, por supuesto, no hace que me aparte ni que me dé más prisa. Por el contrario procuro tomármelo con toda la calma del mundo. ¿Por qué? se preguntará usted es el supuesto de que su cerebro sea capaz de plantearse preguntas. Porque no me gusta que me den las luces largas y porque tengo el mismo derecho que usted a conducir por el carril izquierdo.

Por otro lado, ha de saber usted, señor subnormal de las luces, que el hecho de que le encanté a usted pegarse al culo de mi vehículo jugándose mi vida y la de su familia (no sé cómo se puede ser tan subnormal) no produce en mí ningún otro efecto que el de disminuir la velocidad gradualmente hasta que considero que la distancia con el vehículo que me precede es suficiente para evitar una frenada en seco y así poder salvar en caso de necesidad mi vida, la suya y la de su familia. No me dé las gracias, querido subnormal de las luces. No se merecen.

No espero que estás palabras tengan efecto alguno en usted, dado que simplemente para comprenderlas necesitaría usted un coeficiente intelectual de al menos 2 o 3 puntos, cosa de la que, obviamente carece. Sólo quería hacerle patente mi desolación por el estado de su corteza cerebral y darle, por adelantado, mi más sentido pésame. Espero que cuando llegue el momento sea contra un poste de la luz, o a lo sumo contra otro subnormal y que sus respectivas familias no estén a bordo. Insisto, no tengo nada contra usted, ni contra ningún otro subnormal de las luces, pero siempre he estado a favor de la mejora evolutiva de la especie humana.