Siempre he pensado que cuando llueve los madrileños nos volvemos subnormales. Muchos son los que piensan que la causa de los atascos en Madrid, cuando hay lluvia, son las deficiencias estructurales de la capital. Esto puede ser cierto en algunos casos, pero en la mayoría las estructuras son las mismas pero húmedas. La única diferencia es que, con agua, se nos olvida conducir, pensamos que la distancia de seguridad tiene que quintuplicarse y que hay que frenar cuando estamos a menos de trescientos metros del coche que nos precede, por si acaso. Vamos, que parecemos gilipollas.
Esto explica sin duda que a los madrileños nos llamen gatos. Hay rumores infundados de que el nombre viene del siglo XI cuando unos madrileños escalaron una fortaleza como gatos. Falso. El nombre viene porque nos acojona el agua.
Pongamos un ejemplo. Hoy salí de mi casa más o menos a la misma hora que cualquier día. Por supuesto, encontré un tremendo atasco en la A3. A decir verdad, ya lo esperaba. En principio pensé que algún temerario se la habría diñado, bien por ir demasiado deprisa, bien por haberse vuelto subnormal.
Tres kilómetros de atasco despues conocía la verdadera causa del atasco. ¡UN CHARCO! Sí, sí. ¡UN PUTO CHARCO! Resulta que había un charco en el carril izquierdo y cuando llegaban al mismo los madrileños que circulaban por él se cambiaban de carril, todos, sin excepción, no sé si para no quedar sepultados en las abismales profundidades del mismo o por miedo a ser atacados por el terrible monstruo que habita en él. Pero bueno, ¿es que somos subnormales? Sí, creo que eso ya lo había aclarado. Vale, era un charco grande, pero era un charco, coño... Un charco. Un charco y ya. Esta bien que no pases a 200 km/h pero, joder, ¡que no te va a morder!
Desde aquí hago un llamamiento a las autoridades para que arreglen el charco o, e su defecto pongan un ferry o un puente aéreo porque, no nos engañemos, la próxima vez que llueva los madrileños seguiremos siendo subnormales y el atascao volverá a producirse. Gracias.
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Tres kilómetros de atasco despues conocía la verdadera causa del atasco. ¡UN CHARCO! Sí, sí. ¡UN PUTO CHARCO! Resulta que había un charco en el carril izquierdo y cuando llegaban al mismo los madrileños que circulaban por él se cambiaban de carril, todos, sin excepción, no sé si para no quedar sepultados en las abismales profundidades del mismo o por miedo a ser atacados por el terrible monstruo que habita en él. Pero bueno, ¿es que somos subnormales? Sí, creo que eso ya lo había aclarado. Vale, era un charco grande, pero era un charco, coño... Un charco. Un charco y ya. Esta bien que no pases a 200 km/h pero, joder, ¡que no te va a morder!
Desde aquí hago un llamamiento a las autoridades para que arreglen el charco o, e su defecto pongan un ferry o un puente aéreo porque, no nos engañemos, la próxima vez que llueva los madrileños seguiremos siendo subnormales y el atascao volverá a producirse. Gracias.
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3 comentarios:
Hombre!! señor sorbitos... veo que el efecto post-vacacional ha hecho efecto en tu persona...esta mañana has llegado "ligeramente" enojado con el resto de conductores Madrileños, no seas así, este tipo de cabreos van a acabar con tu buen sentido del humor, tu sonrisa es algo que esperamos tod@s al verte entrar por la puerta, no nos gusta verte disgustado para con los demás, nos entristece profundamente este tipo de actitud. Se nota que no sigues la dieta de la manzana (una manzana al día salud para toda la vida) si te dejas arropar por el resto de nosotros te daremos cariño, amor y amistad en un ambiente cálido como es la hora del café. Cada vez que llegas malhumorado se produce la muerte de un Ángel en el firmamento.
Para que veas que ante todo pensamos en que tu ambiente de trabajo sea el idóneo te plasmo una pequeña canción que hará que te levantes cada mañana mucho más ilusionado. Esta va por ti maestro:
Cara al sol con la camisa nueva
que tú bordaste en rojo ayer,
me hallará la muerte si me lleva
y no te vuelvo a ver.
Formaré junto a mis compañeros
que hacen guardia sobre los luceros,
impasible el ademán,
y están presentes en nuestro afán.
Si te dicen que caí,
me fui al puesto que tengo allí.
Volverán banderas victoriosas
al paso alegre de la paz
y traerán prendidas cinco rosas:
las flechas de mi haz.
Volverá a reír la primavera,
que por cielo, tierra y mar se espera.
Arriba escuadras a vencer
que en España empieza a amanecer
Mira que he insistido veces a Recursos Humanos. Hay que hacer tests psicotécnicos antes de contratar a la peña. Pero nada. No me hacen caso.
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