Ya lo dije en una entrada anterior, "Discriminación ¿positiva?". Opino que la discriminación nunca puede ser positiva.
¿Qué por qué me repito? Me apetecía volver a la carga con un ejemplo práctico y real.
Una ley noruega exige que al menos el 40% de las juntas directivas de las empresas que cotizan en bolsa estén compuestas por mujeres.
Dichas empresas tienen que cumplir la normativa antes del 1 de enero de 2008. Ahí han estado sueltos los noruegos. ¡Eso es, chicos! ¡A trabajar en pro de la justicia y la igualdad de género!
Chicas, estáis de enhorabuena. No hace falta que seáis directivas, ni que sepáis escribir, ni que seais noruegas, ni que habléis el idioma. La empresas noruegas están desesperaditas por encontrar directivas, así que si no os importa cambiar de residencia todas podéis tener una estupenda oportunidad.
Con esta ley, se ha conseguido los noruegos, por ejemplo, que directivos muy buenos sean expulsados de juntas directivas para reemplazarlos por miembros inexpertos cuyo principal activo es "ser mujer". No estoy seguro de que estos directivos estén ahora muy a favor de la igualdad, pero todo es posible.
También ha conseguido que 30 empresas de las más importantes de Noruega dejen de cotizar en bolsa por la imposibilidad de cumplir la ley.
No se sabe aún que pasará con las entre 80 y 100 empresas que no serán capaces de cumplir la ley. Queda por establecer si el gobierno de noruega, en su afán por defender la igualdad de género, las cerrará como marca la ley o se acojonarán ante el pequeño detalle de una crisis industrial.
Y paso de mencionar la alta credibilidad que van a tener la mujeres de estas juntas independientemente de que hayan llegado a ellas por sus méritos o por ser mujeres.
En fin, cosillas de la discriminación POSITIVA.
¿Qué por qué me repito? Me apetecía volver a la carga con un ejemplo práctico y real.
Una ley noruega exige que al menos el 40% de las juntas directivas de las empresas que cotizan en bolsa estén compuestas por mujeres.
Dichas empresas tienen que cumplir la normativa antes del 1 de enero de 2008. Ahí han estado sueltos los noruegos. ¡Eso es, chicos! ¡A trabajar en pro de la justicia y la igualdad de género!
Chicas, estáis de enhorabuena. No hace falta que seáis directivas, ni que sepáis escribir, ni que seais noruegas, ni que habléis el idioma. La empresas noruegas están desesperaditas por encontrar directivas, así que si no os importa cambiar de residencia todas podéis tener una estupenda oportunidad.
Con esta ley, se ha conseguido los noruegos, por ejemplo, que directivos muy buenos sean expulsados de juntas directivas para reemplazarlos por miembros inexpertos cuyo principal activo es "ser mujer". No estoy seguro de que estos directivos estén ahora muy a favor de la igualdad, pero todo es posible.
También ha conseguido que 30 empresas de las más importantes de Noruega dejen de cotizar en bolsa por la imposibilidad de cumplir la ley.
No se sabe aún que pasará con las entre 80 y 100 empresas que no serán capaces de cumplir la ley. Queda por establecer si el gobierno de noruega, en su afán por defender la igualdad de género, las cerrará como marca la ley o se acojonarán ante el pequeño detalle de una crisis industrial.
Y paso de mencionar la alta credibilidad que van a tener la mujeres de estas juntas independientemente de que hayan llegado a ellas por sus méritos o por ser mujeres.
En fin, cosillas de la discriminación POSITIVA.
1 comentario:
Parece que tendrían que haber dado más tiempo a las empresas para cumplir la norma.
Por lo demás, la discriminación positiva es justa y, lamentablemente, necesaria. Si no se pone en marcha, la gente encargada de decidir quién sube (gente que se ha educado en un entorno de dominio patriarcal, que es el único que ha existido hasta ahora), deja que sus prejuicios -inevitables, dado el entorno de crianza que mencionaba antes- influyan en su decisión. Ocurre continuamente, en todos los campos. No dejo de escuchar y ver anécdotas que me lo confirman. Lamentablemente, aún no estamos capacitados para decidir objetivamente si una mujer es buena para un cargo de autoridad. Así que nos tienen que obligar. Ojalá no fuera así, pero los datos (por ejemplo: la relación entre empleos cualificados -mayoritariamente masculinos- y calificaciones elevadas en las carreras universitarias -mayoritariamente femeninas-) demuestran lo contrario.
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