sábado, 29 de noviembre de 2008

¡QUE TRABAJEN, COÑO!

Me vienen cansando bastante las campañitas del ministerio de incultura, y otros esbirros de la SGAE, contra la piratería ofendiendo y casi insultando a todos aquellos que disfrutamos la gratuidad de los contenidos de internet. Porque sí, que no se engañe nadie, lo que hay en internet es gratis (quitando lo que se paga en la conexión) a no ser que te cobren por ello, claro.

No voy a entrar en cuestiones legales porque a estas alturas ya me da igual que sea legal o no sea legal. Me da igual. Es justo y punto. No voy a pagar 18 veces por lo mismo se pongan ustedes como se pongan. No voy a pagar, con mis impuestos, las subvenciones al arte español para despues pagar el canon para despues pagar por un CD que está protegido y no me puedo copiar porque una campaña contra mí, pagada también, con mis impuestos, me diga que pague. ¡No me sale de los huevos! Pónganse ustedes como quieran. Y menos para que una sociedad privada reparta los beneficios obtenidos con mí dinero como le salga de las narices. ¡Olvídense! No pienso pagar por lo que es gratis aunque me corten las comunicaciones o por mucho que me amenacen. Puede que deje de ver películas o de escuchar música, pero les garantizo que no van a ver ustedes un puto duro mío más de los que ya me sacan mediante impuestos y cánones injustos.

Y no me vengan con que la cultura y el arte se acabarán si la gente se baja gratuitamente contenidos de internet. Cúentenle el cuento a sus madres y déjenme en paz. La cultura y el arte no los inventaron ni la SGAE ni el ministerio del absurdo. El arte y la cultura existían antes de que existieran incluso los derechos de autor y de propiedad intelectual. El arte y la cultura no tienen nada que ver con el dinero. Sí, hay artistas jodidos porque no pueden vivir de su arte. El error no está en la gestión de los derechos de autor y esas pamplinas. El error es que del arte no se puede vivir. Se puede vivir del arte BUENO. No del arte. Así que, por favor, no intenten colármela con queso. Si no eres capaz de vivir de tu arte siempre puedes buscarte un trabajo de verdad.
Sí. UN PUTO TRABAJO DE VERDAD. Esa es la diferencia. Antes los artistas trabajaban. Componían una sinfonía, la tocaban, cobraban y se ponían a componer otra para poder cobrar otra vez. Y procuraban hacer, cada vez, algo nuevo para que el público no se hartara. Lo mismo con la pintura o con cualquier otra disciplina ("disciplina", observen qué palabra). Ahora tenemos casos como el de Loquillo o el de Ramoncín que una vez hicieron una canción y componer otra les debe dar pereza. Pues ¡que trabajen, coño!

O si no, hay otra opción. Podemos ampliar este modus operandi de modo que todos seamos mucho más felices. Así, yo, por ejemplo podría cobrar toda mi vida por el programa de ordenador que hice el viernes en el trabajo. Me quejaría menos, seguro.
Ya. Igual piensan ustedes que mi trabajo no es creativo, que bla, bla, bla, bla, bla y que bu, bu, bu, bu, bu. Craso error. Mi trabajo es mucho más creativo que, por ejemplo, el de Pau Donés, que lleva 10 años plagiándose a sí mismo o el de Rosario, que ahora se dedica a destrozar las canciones de su hermano, que en paz descanse (si puede).

Pues se lo explico otra vez por si no lo han entendido. La gente no va a pagarles la jubilación para poder escuchar o ver la basura que o bien hicieron hace años, o bien vienen repitiendo desde el diluvio. Es posible que dejen de escucharla, o de verla, pero no van a pagarles por ello, así que si quieren vivir de la música, del arte, o de cualquier forma de cultura, les daré un consejillo. ¡Trabajen, coño! ¡Trabajen!

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