viernes, 6 de julio de 2007

POLÍTICA, MIERDA Y VISIONARIOS

"En política se está en contacto con la mugre y hay que lavarse para no oler mal". Esto lo dijo el viejo profesor, Enrique Tierno Galván, un político que era socialista y hoy no podría ser ni socialista ni político y que tenía toda la razón. Un visionario.

Esta frase me ha venido a la mente cuando me he enterado de que hay un partido político español que está recurriendo 30 artículos del estatuto catalán. Nada raro de no ser porque ese mismo partido ha aprobado exactamente los mismos artículos en el estatuto andaluz.
Es decir, están en contra de aquello que ellos mismos apoyan y defienden que algo es constitucional e inconstitucional al mismo tiempo. Lo más triste es que habrá gente que esté de acuerdo con esta actitud o que lo justifique diciendo que los otros harían lo mismo. Las mismas circustancias se darían, por supuesto, si la acción la hubiese cometido otro partido cosa que no sería rara porque en todas partes cuecen habas.

Esta noticia me ha llevado también a hacer un ejercicio de imaginación.
Imaginemos la existencia de una organización llamada El Partido.
Imaginemos, también, que ese partido tiene un "ministerio de la Verdad" que se encarga de falsear la realidad e imponer el "doblepensar". El ""doblepensar" es la facultad de cambiar de idea al compás de las consignas del Partido. Un objeto blanco puede ser negro si el Partido dice que es negro, y la tarea del buen miembro del Partido es adquirir la habilidad mental necesaria para convencerse a sí mismo de cuándo un objeto blanco es negro.
Imaginemos que en esta sociedad se manipula el pasado, hasta hacerlo inexistente si es necesario. El lema es: "Quien controla el presente controla el futuro. Quien controla el pasado controla el presente". Mediante la anulación del pasado se evitaría la contestación al Partido: la disidencia suele recurrir a factores históricos.
Imaginemos que se fomenta la guerra exterior contra el enemigo físico o ideológico. Es la razón de ser última del Partido.
Imaginemos que creer las mentiras impuestas nos hace fuertes para mantenernos dentro del juego propuesto por el Partido; cuanto más ignorantes seamos, menos riesgo de descubrir incoherencias, menos posibilidades de caer en el juego de otros. Esto pasa ineludiblemente por el aprendizaje y repetición de las consignas fundamentales del Partido.

¿No suena familiar? A mí sí. Me recuerda mucho a la situación política española. Es más o menos, la situación social que reflejaba George Orwell (otro visionario) en su novela "1984", escrita en 1939. La recomiendo fervientemente. La diferencia principal con la actualidad es que no se nos impone el "doblepensar". Es mucho más triste. Nos lo imponemos. Supongo que para no tener que dejar de llevar razón. Se nos intenta manipular y nosotros no oponemos resistencia por ahorrarnos el trabajo de reconocer una equivocación. Repetimos las consignas de "nuestro" partido como bobos. Sin pensar. Y para poder llevar razón nos enfrentamos al que no piensa como nosotros como si nos fuera la vida en ello. Es el enemigo. Es mierda haga lo que haga. Vamos a votar como si fuesemos a un partido de futbol, para que gane nuestro partido (cosa que, por otro lado, es lo único que le interesa a nuestro partido que, seamos sensatos, no tiene nada de nuestro), no para ganar nosotros, olvidándonos de que las elecciones no las gana o pierde quien vota a un partido o a otro sino que las ganamos o perdemos todos dependiendo de nuestro acierto al votar.

Es la triste realidad. Orwell acertó de pleno en su novela. Tan sólo se equivocó en el año.

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1 comentario:

Miguel dijo...

La política en el mundo se ha convertido en un arte. El arte del subterfugio y el engaño. Y los simples se quedan atrapados en el engaño.

Rocky, sigo siendo feliz... XD

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